CARACAS OR THE FAILED METROPOLITAN GOVERNANCE. IDEAS TO RE-THINK IT
Este artículo fue preparado para el Proyecto “El futuro de las ciudades de Latinoamérica”. Flacso Ecuador/Unam/Universidad de Córdoba. Ha sido publicado en el libro del mismo nombre, bajo la edición de Paulina Cepeda y la coordinación académica de Fernando Carrión, Marcelo Corti, Patricia Ramírez y Pedro Aramo. 2022. Puede ser obtenido a través de Amazon.
BREVE PRECISIÓN INTRODUCTORIA
La siguiente reflexión sobre Caracas, se realizará utilizando dos enfoques. El macrohistórico, que ofrece una comprensión de la dinámica de la evolución, transformación y opciones de futuro de una metrópoli. Y la teoría de los sistemas complejos dinámicos, pues su aplicación al estudio de fenómenos complejos como la metrópoli, ayuda a entender de manera integrada los subsistemas que en ella hacen vida y evaluar la preeminencia de algunos de ellos dependiendo del momento histórico de que se trate. Esta conjunción ofrece una perspectiva comprensiva para el estudio de la metrópolis, adicional al enfoque urbano-espacialista dominante en este campo.
CARACAS, CAMINO HACIA UN SISTEMA COMPLEJO: CAPITALIDAD, PETRÓLEO Y FORDISMO
A Caracas la fundaron en 1.567 y desde 1.577 y hasta 1.812 fue la capital de la Provincia de Venezuela. A partir de 1.831, en la República independiente, el Congreso la designó capital y sede de los poderes públicos. La capitalidad ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de las ciudades que ostentan ese privilegio y en su posterior metropolitanización.
Su crecimiento poblacional fue lento desde su fundación y se asomó al siglo XX con una modesta población de noventa y dos mil caraqueños, característica de la mayoría de las capitales latinoamericanas a excepción de Buenos Aires, Río de Janeiro y Ciudad de México que para 1.920 ya superaban el millón de pobladores. Estas ciudades se caracterizaron a lo largo de tres siglos y medio por: a) la capitalidad, lo que le confirió poder y atractivo para las transacciones con el entorno nacional e internacional; b) fueron fundadas al fragor de la modernidad, de allí su ideario e instituciones que culminaron con la independencia; c) como parte del legado ibérico, sustentaron sus articulaciones normativas territoriales sobre la institución del municipio, convertido en centro del debate político y las reivindicaciones ante la Corona.
El fenómeno de metropolitanización de Caracas surgió, se aceleró y consolidó en apenas veinticinco años, período muy breve para un salto desde un sistema simple en transacciones pastoriles-agrícolas a una concentración de complejas transacciones entre subsistemas diferenciados (1). En 1.936, era una ciudad con menos de 200.000 habitantes y giraba alrededor de la cuadrícula hispana y un Distrito Federal (DF) ubicado en la zona oeste del Valle. Y muy pronto, en 1.961, Caracas tomó el Valle expandiéndose de Oeste a Este y alcanzar 1.675.278 habitantes, engullendo otros distritos y entidades federales, sorprendiendo a la tradicional burocracia de administradores de villas y ciudades del país. Esta dinámica con movimiento sistémico propio continuó a lo largo del siglo XX y XXI.
Hay quienes ven en el petróleo el origen de este salto cualitativo y algo tienen de razón. Sin embargo, existe una matriz histórica de mayor complejidad que explica el fenómeno metropolitano como una conjunción de factores sistémicos. Veamos:
- La capitalidad representa una fuerza atractora y de solidificación de relaciones de poder. Las estructuras públicas incorporan funcionarios, vínculos de negocios con el estado y transacciones que tejen una base de sostenibilidad del hábitat urbana.
- La entrada tardía de Latinoamérica al siglo XX transformó su estructura económica de una agroexportadora a otra manufacturera y de servicios citadinos. En 1.900 la agricultura venezolana representaba el 50% del PIB (2) y decayó drásticamente a partir del inicio de la era petrolera en 1.936. El modelo fordista se instaló y fortaleció con la política Cepalista de sustitución de importaciones para principios de los 50s, lo que hizo que el sector manufacturero en Venezuela creciera hasta un 14 % del PIB en 1.961 y alcanzara el 19% en 1.986 (3). A partir de los años 40s, emergió un estado promotor que direccionó la instalación de empresas en Caracas y otros polos urbanos.
- Petróleo y capitalidad conferían dos ventajas: una, la instalación de casas comerciales y oficinas de empresas internacionales del petróleo para estar cercanas al poder nacional y dos, por ser el asiento de las élites, recibió el beneficio de las grandes inversiones financiadas con la renta petrolera. Esta dinámica arrancó en 1.939 con el llamado Plan Rotival (4), expresión del urbanismo dominante en el mundo, a partir del cual emergieron monumentales obras de vialidad y espacios públicos que transformaron el perfil que Caracas ofrecía. Surgió un nuevo paradigma urbano.
- Emergió otro factor, independiente de la voluntad de los planificadores y decisores: el avance de la ciencia alteró la estructura de la población mundial. La esperanza de vida de Venezuela para 1.941 era de apenas 39 años, mientras que en 1.961, con el combate del paludismo, la creación de una red de salud pública y la vacunación masiva, ascendió a 60,3 años (5). La población de Venezuela que crecía al 1,76% para 1.936, pasó a un sostenido 3,99 % anual en 1.961. Esta realidad, aunada a las migraciones internas, convirtió a la capital en el principal atractor poblacional del país entre los años 40s-60s.
El novísimo sistema metropolitano para 1.960 tenía dos rasgos. El primero, la mezcla e interacción de diversas actividades económicas y formas de trabajo, relacionadas con la burocracia de gobierno, las oficinas comerciales, la operación de unidades manufactureras del modelo fordista y los servicios vinculados con el entorno nacional e internacional. El otro rasgo fue la mezcla y superposición de poderes sobre el territorio del valle, emergiendo una dinámica político-institucional desconocida hasta entonces. El Distrito Federal (DF), espacio administrativo de Caracas desde 1.864, se integró con el Estado Miranda, entidad federal contigua.
La evolución de Caracas-colonial a Caracas-metropolitana muestra, como en el caso de innumerables centros urbanos del planeta, la conformación de un sistema complejo dinámico, abierto al intercambio con el entorno, en permanente adaptación para mantener su vigencia. Para sostener esta última afirmación, abordaremos brevemente el tema de los sistemas complejos y su aplicación al estudio de las metrópolis.
LOS SISTEMAS COMPLEJOS DINÁMICOS Y SU APLICACIÓN A LAS METRÓPOLIS
La metrópoli es una contingencia (6), una deriva, es decir, una opción entre varias de la organización del Homo-Sapiens sobre el territorio. Una vez que emergió, sistémicamente hablando, la metrópoli adquirió forma, estructura y desempeño propios. Este sistema tiene un origen y como todo sistema vivo, puede tener un final. Se trata de un sistema complejo abierto y dinámico, conceptualización que permite comprender su historia, desempeño y sus opciones de futuro.
Su naturaleza está atada a un evento contingente en la especie humana que marcó el principal rasgo sistémico sin el cual la ciudad y la metrópolis no existieran: la fijación del Homo Sapiens a un lugar a partir de la revolución agrícola hace 12.000 años, como lo explica Yuval Harari (7). Tan importante fenómeno determinó una nueva condición sistémica basada en las interacciones y el intercambio de bienes para la sobrevivencia de la especie por parte de grupos superiores en tamaño y complejidad a las bandas nómadas que fueron la forma de vida dominante sobre el territorio desde la aparición del Sapiens hace más de 200.000 años.
Esa naturaleza hace de la ciudad y la metrópoli un sistema complejo dentro del cual interactúan, siguiendo a Niklas Luhhman, sub-sistemas funcionales diferenciados: el subsistema económico, el jurídico-legal, el sociocultural, el político-institucional, el científico-tecnológico, el propiamente urbano conformado por la parcela y el subsistema psíquico, cada uno con su propio entorno.
Este sistema complejo dinámico posee un entorno del cual se diferencia, por cuyos límites transcurre el intercambio de energía y materiales necesarios para su sobrevivencia. De allí que la verdadera dinámica de la ciudad no proviene de la intervención unilateral del subsistema urbano; obedece a la simultaneidad de las transacciones con los subsistemas que actúan sobre el territorio y de estos con el entorno. Por ejemplo, los cambios que se están suscitando en las formas de producción planetarias que desplazan prácticas tradicional-fordistas de trabajo ante el avance inexorable de la digitalización, hace que las expectativas, capacidades, interacciones y desplazamientos en el suelo urbano se trastoquen, sin que nada puedan hacer los planificadores urbanos para detener aquélla supradinámica planetaria. La red de parcelas de la metrópoli se altera, desencadenándose procesos de autoorganización sistémica para garantizar la vigencia del sistema urbano.
El enfoque de sistemas complejos posee un impacto sobre las visiones acerca de las posibilidades de intervención y control por parte de la planeación urbanística y su estructura normativo-institucional. Aún falta mucho para que exista conciencia sobre la distancia entre lo que se planifica y lo que realmente sucede en la ciudad o metrópoli construida. Lo último es producto de la interacción compleja de los subsistemas antes mencionados y no tanto de los diseños desde estructuras de planeación que tienen baja potencia de incidencia sobre el sistema complejo. A su vez, las estructuras normativo-institucionales acusan un abierto atraso respecto al desempeño sistémico complejo, sean ellas gobiernos locales, regionales, cámaras municipales o gobiernos metropolitanos. Lucen enmohecidas respecto a la dinámica compleja de los subsistemas en el territorio. De esta manera, pensar en la sostenibilidad y la gobernabilidad sólo a partir de estos subsistemas está destinado al fracaso y a la frustración, poco consistente con la complejidad sistémica de una metrópoli.
Se trata entonces de pensar lo urbano en la perspectiva de la procura de reducción de complejidad y entropía, para viabilizar las condiciones de vida en la metrópoli cónsonas con las crecientes expectativas en la modernidad. Por todo ello, un reductor de complejidad de gran poder es la construcción incesante de acuerdos desde el sistema político-institucional con los otros subsistemas, dada la multiplicidad de intereses y visiones prevalecientes y que son parte de la naturaleza de la sociedad. Es una estrategia sistémica para abordar la diversidad en un clima de tolerancia. Es gobernar para crear condiciones para que la gobernanza sea sostenible, como lo afirma Daniel Innerarity (8).
Finalmente, hay que decir que el sistema-metrópoli responde al concepto de “emergencia sistémica” el cual, de acuerdo con Robert Laughlin (9), es la cualidad que se impone y que nada tiene que ver con el perfil de los subsistemas y las partes que lo componen y anteceden. Surge de propiedades profundas del sistema como un todo y sus leyes de comportamiento son inasibles al control normativo. En consecuencia, la metrópoli ya no debe verse como un concepto físico construido por el hombre para su refugio. Es una trama de interacciones sometida a un intenso intercambio con el entorno, que comporta procesos de retroalimentación para su adaptación sin lo cual la entropía fulminaría la parcela y la unidad metropolitana. Por existir la retroalimentación entre los subsistemas y de estos con el entorno, es por lo que la metrópoli subsiste en el tiempo y continua su expansión en el planeta, con límites fractales y disipativos, cambiantes y huidizos para los subsistemas de planeación urbana y normativo-institucional.
CARACAS: LAS PRETENSIONES DE LA GOBERNABILIDAD METROPOLITANA
En los años 60s se prendieron las alarmas en el subsistema de planeación urbana de Caracas, ante el cambio metropolitano que los funcionarios veían y que intentaban controlar con los instrumentos y normas del momento. Era un salto cualitativo, un fenómeno de “emergencia sistémica”. El intercambio de energía y materiales con el entorno alcanzó grados nunca experimentados: llegada de masas de migrantes del país sin control, incorporación de poblaciones vecinas, una trama vial exuberante y torres urbanas desconocidas, un sector inmobiliario asociado al petróleo y un estado financiador urbano. Caracas dejó de ser una capital lejana, con apenas el 4,8% de la población en 1.930, para concentrar el 23% de los habitantes y convertirse en un imán territorial.
Este cambio sistémico se intentó enfrentar con la creación en 1.960 de la Oficina Metropolitana de Planeamiento Urbano, OMPU (10), adscrita a la Gobernación del Distrito Federal. Caracas siguió creciendo y engullendo territorios a su alrededor y para 1.971 alcanzó los 2.630.000 pobladores en un espacio de 313.000 hectáreas, de tan solo 3.900 que tenía en el año 1.920: un salto espacial de 80 veces en apenas 50 años. Y el crecimiento continuó hasta llegar a 3.380.000 habitantes en 1.981, momento en el cual se advirtió que la capital se encontraba en el filo de un abismo urbano: se dijo que había una “crisis institucional”. Algunos analistas (11) alertaron que Caracas necesitaba una renovación de sus instituciones, ya que las capacidades de la Gobernación del DF y de la OMPU, no respondían a la complejidad del fenómeno.
El subsistema político-institucional, solvente para los años 50s, 60s y 70s para manejar con la renta petrolera el crecimiento de Caracas, se había quedado sin reflejo para responder el reto de la metrópoli. En ese marco, ese subsistema aportó la descentralización como vía para ampliar las bases democráticas, con lo cual Caracas pasó a tener cinco municipios con alcaldes electos, un gobernador electo, en el estado Miranda, y el gobernador del Distrito Federal que se mantenía desde el siglo XIX. Sin embargo, las estructuras descentralizadas no poseyeron la capacidad y el poder para detener la crisis urbana de la capital.
De esta manera, llegó la Constituyente de 1.999 con una nueva elite política, en la que se introdujo la figura del Distrito Metropolitano de Caracas, como mecanismo para procurar la anhelada gobernabilidad metropolitana perdida. La palabra “Gobernabilidad” se había impuesto como moneda de uso corriente de la mano de las prédicas del PNUD a partir de 1.990, a pesar de que su origen se remontaba a la Comisión Trilateral de 1.975 (12).
El Distrito Metropolitano de Caracas fue creado en el año 2.000 con jurisdicción en los cinco municipios del Valle, con un alcalde metropolitano y un Concejo Metropolitano electos, desapareciendo el histórico Distrito Federal y creándose el Distrito Capital, con un Jefe designado por el Presidente de la República. Quedaba institucionalizado por primera vez el Gobierno de la Metrópoli. La historia de los veinte años siguientes demostró que este ensayo no tendría la capacidad para introducir Gobernabilidad y terminó colapsando, como veremos a continuación.
PREDOMINIO DEL SUBSISTEMA POLÍTICO: RECONCENTRACIÓN DEL PODER Y DESMONTAJE DEL GOBIERNO METROPOLITANO
Si bien con la Constituyente de 1.999, la nueva elite en el poder central venezolano reconocía la vigencia del Distrito Metropolitano de Caracas, la misma defendía un proyecto de sistema político que iba en contracorriente del consenso que se había logrado a favor de la descentralización del poder en 1.989. Así, cuando esta elite pierde las elecciones de la alcaldía metropolitana en 2.008, se inicia una cadena de atropellos contra la institución caraqueña que culmina con el encarcelamiento de su alcalde en febrero de 2.015. La Alcaldía Metropolitana fue despojada de sus competencias en el año 2.009, debilitando su actuación sobre el Distrito Metropolitano. Finalmente, eliminaron la figura de la Alcaldía Metropolitana en diciembre de 2.017, por Decreto de la Asamblea Nacional Constituyente, figura inconstitucional creada en julio de ese año.
Transcurridos 21 años de la Constituyente de 1.999, del gobierno metropolitano solo queda un Jefe de Gobierno del Distrito Capital designado por la presidencia de la república y cinco alcaldes de municipios del Valle que actúan aisladamente. De esta manera, el ensayo de construir un Gobierno metropolitano por primera vez para la ciudad capital, se ha desvanecido, privando la fuerza reconcentradora del poder desde el subsistema político. El proyecto descentralizador de los años 90s fue desmontado; las gobernaciones y alcaldías apenas administran una cuota minúscula menor al 10% del total de recursos fiscales públicos, cuando en 1.998 habían alcanzado una participación del 29% (13), producto de la reforma descentralizadora.
CARACAS ENVUELTA EN UNA CRISIS SISTÉMICA EN EL ENTORNO
La AMC continúa siendo el principal conglomerado urbano de Venezuela, con relaciones funcionales con otros 12 municipios que le circundan, formando una región de seis millones de habitantes; a la vez, las decisiones que allí se asumen impactan a todo el país. Desde la perspectiva del sistema político-institucional, la metrópoli está fraccionada sin una visión de su futuro y un alto grado de ingobernabilidad. El consenso que se había logrado hasta los 70s para promover Caracas como un centro regional y de impacto latinoamericano y el consenso de 1.989 para descentralizar el poder, quedaron disueltos.
Desde el ángulo del subsistema económico, Caracas, como todo el país, acusa la más grande crisis de producción de riqueza y productividad de su historia. La caída del PIB venezolano ha sido profunda, con un acumulado del -81,20 % entre 2013-2020, un desempleo del 54% y una hiperinflación de 6.500% para el 2.020. A su vez, la producción petrolera, financiadora de la inversión pública, cayó desde 3.200.000 de barriles diarios en 1.999 hasta 350.000 este año, con una industria del petróleo destrozada e inoperante.
Esta crisis de gran calado, está atada a un cambio de modelo impuesto desde el poder autoritario que dirige al país, que no cree en democracia ni en tolerancia. Como lo ha afirmado Steven Levistky (14), la de Venezuela es uno de los pocos ejemplos mundiales de democracia estable que se ha desmoronado.
Tampoco se cree en libertad empresarial ni en la promoción de la producción de la riqueza. Expropiaciones, amenazas y crisis económica, han hecho que innumerables empresas hayan cerrado; de un total de 11.198 industrias manufactureras existentes en 1.999, apenas sobreviven 2.849 (15), aunado a la pulverización del bolívar, devaluado en 43 billones de veces respecto a su valor en 1.999.
La precarización del trabajo se incrementó hasta el 70% de labores informales y más del 90% del país se encuentra por debajo de la línea de pobreza. A ello se agrega el colapso de los servicios públicos, con grandes apagones que dejan sin energía eléctrica a vastas poblaciones. Los sistemas de agua son críticos y el suministro de gasolina está racionado, restringiendo la movilización de los ciudadanos.
No es casual entonces el pronunciado proceso de migración hacia otros países que copa los noticieros del mundo. Más de 5.400.000 venezolanos han huido de esta profunda crisis, convirtiéndose en una de las más grandes movilizaciones humanas planetarias.
Es una crisis sistémica que afecta a todos los subsistemas que interactúan en el Área Metropolitana de Caracas, instalándose la entropía tanto por colapso de sus componentes internos como por el debilitamiento del intercambio de energía y materiales con el entorno nacional y el internacional. Han colapsado al mismo tiempo la institucionalidad, base de la gobernabilidad, la economía, base de la riqueza, el intercambio psíquico-cultural base de la convivencia y, con ello, el desmembramiento de las parcelas, base de la unidad física y articulación urbana.
La crisis de Caracas no es sólo la de una gobernabilidad extraviada. Es la crisis total del sistema-ciudad y del país como un todo. Su vigencia como gran metrópoli de Venezuela, requerirá grandes acuerdos provenientes de los sistemas político institucional y psíquico-cultural para restaurar un dinamismo que aproveche el inmenso stock físico-urbano acumulado desde los años 40s y que soporta los embates del rumbo autoritario del país.
CARACAS: FUTURO Y ACCIÓN SISTÉMICA
La temporalidad en la que ha transcurrido el subsistema político autoritario que marca la pauta en Venezuela durante 1.999-2020, coincide con las grandes transformaciones planetarias que están cambiando los sistemas de producción y estructuras de relacionamiento humanas. La ciudad como sistema está mutando y atraviesa por un salto cualitativo que es independiente de la voluntad de sus habitantes y de los subsistemas que allí operan. Tres factores determinan este salto cualitativo: a) El desplazamiento progresivo de los hidrocarburos como energía dominante, lo cual cambia las formas de producción y los relacionamientos entre unidades productivas; b) La desaparición y devaluación de la mayoría de los empleos tradicionales forjados en el modelo fordista, creándose oficios que demandan otro conocimiento que sobrepasa al sistema educativo; c) La vida digital pasó a comandar la escena y está desplazando el intercambio de información e ideas a través de medios tradicionales. Como lo ha afirmado Alain Touraine (16), la sociedad está mutando; es el abandono de la idea de sociedad.
Las sociedades humanas atraviesan el umbral desde una sociedad analógica a una sociedad digital, como lo advierte Nicolelis (17), alterándose formas de vida, costumbres y hábitos envolventes. Y este cambio ocurre predominantemente en el hábitat urbano: para el 2.050, 7 de cada 10 humanos vivirán en ciudades y metrópolis.
Con el Covid-19 han emergido situaciones latentes. Jaques Attalí (18) advierte como el movimiento tectónico planetario es una disrupción viral: más de 2.500 millones de humanos pasaron bajo presión a trabajar online. Entramos en una zona de destrucción creativa al estilo Schumpetereano.
Este salto cualitativo o “emergencia sistémica”, amenaza con dejar en el camino a los que no comprendan los vectores del cambio. A la humanidad le llevó un siglo adaptarse a las bondades de la imprenta. Pero como lo enfatiza Harari (19), la fusión de la biotecnología con la infotecnología nos enfrenta al mayor desafío que la humanidad haya conocido.
Este es el panorama que encuentra a una Caracas metropolitana desvalida. Sus severas condiciones de desventaja respecto a otras metrópolis de Latinoamérica, ya no del mundo desarrollado, le colocan en difíciles circunstancias para enfrentar ese reto y sortear el tránsito de la sociedad analógica a la digital. Para devolver a Caracas un mínimo de vitalidad es necesario, en consecuencia, asumir varios temas de agenda:
- Las instituciones. El ensayo para proveer a Caracas de un gobierno metropolitano, chocó con el abierto autoritarismo concentrador del poder. De allí que será necesario restablecer las bases de la descentralización, institución con la cual se fortalezcan las relaciones intergubernamentales, pilares para entendimientos entre los poderes nacional, el regional, el municipal y el metropolitano. En pocas palabras, la vuelta a la democracia.
- La gobernabilidad. Lograrla va más allá de la existencia de un gobierno metropolitano. En un clima donde los acuerdos sean asumidos como normales y el subsistema político-institucional funcione dentro de parámetros de democracia y reconocimiento del oponente, será posible una estructura de Comisiones, Consejos Ad-hoc, Directivas de empresas públicas, que integren a los niveles de gobierno con los subsistemas de la economía, la cultura, el científico-tecnológico y el de la sociedad civil. Esta sería la base para construir una nueva visión de ciudad y de proyectos estratégicos para la procura de los recursos que necesita Caracas. Se trata de construir colectivamente lo que podemos llamar el Gobierno de la Complejidad.
- La economía. No hay nada más sano para una economía que el reconocimiento a la propiedad privada, a la libre empresa y a la innovación. En esa vertiente, Caracas metropolitana ofrece las posibilidades para construir un proyecto de economía al día con la disrupción planetaria y transformarse en un centro internacional para la atracción de formas de inversión basadas en el conocimiento, para lo cual cuenta con centros y universidades, públicas y privadas, que compiten con estándares latinoamericanos y mundiales. Un proyecto de economía para el mundo digital será necesario.
- La Fiscalidad. La inversión pública para Caracas dependerá de la renovación de los sistemas fiscales municipales y del gobierno metropolitano, de las asignaciones convenidas para los proyectos estratégicos de ciudad, las asociaciones público-privadas y la procura de recursos bilaterales y multilaterales que esperan por condiciones políticas democráticas para asistir a la reactivación del país.
- La Educación, cultura cívica y desarrollo. Sin una adaptación de los ciudadanos a la disrupción planetaria, será cuesta arriba el relanzamiento de la ciudad. Caracas cuenta con una organización ciudadana que facilita un salto hacia otro estadio en el cual, en el marco del respeto democrático, los ciudadanos se encuentren y la colectividad del sistema educativo se incorpore a una labor de creación de capacidades y oportunidades, con el fortalecimiento de las redes tecnológicas.
- Estrategia de ciudad. Finalmente, Caracas está obligada a formular una estrategia a partir de la cual se le identifique en el mundo. Deberá emerger del consenso de los actores de los diferentes subsistemas que allí hacen vida. Es el camino para crear sinergias de atractivo para los ciudadanos. Si esta estrategia va de la mano de la sostenibilidad y protección del futuro como guía para la definición y acción, será posible que los habitantes de Caracas vuelvan a reconocerse en su capital y adquieran una renovada iniciativa para la mejor calidad de vida.
A ello aspiramos los que vivimos en la capital del cielo, como se conoció a Caracas en sus mejores tiempos.
BIBLIOGRAFÍA
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- Veiga, Edison. (2020). Entrevista a Miguel Nicolelis. Coronavirus: «Da miedo que haya un movimiento contra una vacuna que ni siquiera existe» https://www.bbc.com/mundo/noticias-54109258. BBC News Brasil. 11/9/
Citas
(1) “Podemos concebir la diferenciación sistémica como una reproducción dentro de un sistema, de la diferencia entre un sistema y su entorno. Repite el mismo mecanismo para amplificar sus propios resultados. En los sistemas diferenciados encontramos dos tipos de entorno: uno externo, común a todos los subsistemas y otro interno y separado para cada subsistema”. Complejidad y modernidad. Niklas Luhmann, Trotta, 1.998. En las sociedades contemporáneas funcionan el subsistema político, el económico, el educativo, el científico-tecnológico, el cultural, el jurídico-legal, el síquico-individual, cada uno de los cuales opera con su propia lógica sistémica.
2) Germán Pacheco Troconis. Economía y agricultura en la Venezuela durante los años del Geberal Cipriano Castro. 1989-1908. Revista Agroalimentaria 42, 2016, 81-102.
(3) Rafael Gustavo Miranda Delgado. Industrialización y desindustrialización en Venezuela Ensayos economía vol.27 no.50 Medellín Jan./June 2017http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S2619-65732017000100087&script=sci_arttext&tlng=en
(4) El Plan Monumental de Caracas o Plan Rotival fue propuesto y llevado adelante por la Gobernación del Distrito Federal en 1939. Fue un Plan Director de Calles y Avenidas para el desarrollo de la circulación en el casco central, con acento en la renovación urbana en el municipio Libertador, sin propuestas para el ensanche
(5) La población de Venezuela 1974 world population. http://www.cicred.org/Eng/Publications/pdf/c-c54.pdf CICRED
(6) Modo de ser de lo que no es necesario ni imposible, sino que puede ser o no ser el caso.
(7) Yuval Harari. Sapiens. De animales a Dioses. Editorial Debate, 2013.
(8) Daniel Innerarity. Conferencia magistral “Sociedades complejas”. En https://twitter.com/FlacsoMx/status/1331636695155040257?s=09
(9) Robert Laughlin. Un universo diferente. La reinvención de la física en la edad de la emergencia. Katz editores, 2007.
(10) La OMPU asumió las funciones de planificación y control del desarrollo urbano del Área Metropolitana de Caracas, acompañada de una Comisión Metropolitana de Urbanismo, con representación del gobierno nacional, las cámaras empresariales, organizaciones vecinales y colegios profesionales. Su nivel técnico permitió que la OMPU formulara el Plan Rector de Caracas 2020, en el año 1.983. Cesó sus funciones repentinamente en 1.990, quedando Caracas sin una institución que cumpliera la labor técnica de pensar y formular propuestas para la capital. Ver: Plan Estratégico Caracas Metropolitana 2020. Zulma Bolívar. https://revistasic.gumilla.org/2017/plan-estrategico-caracas-metropolitana-2020/
(11) Allan Brewer Carias. Estado, crisis y Reforma. Editorial jurídica, Caracas 1982.
(12) La Comisión Trilateral, creada en 1.975, fue promovida por Estados Unidos, Europa y Japón, a los efectos de estudiar los problemas de la democracia en el mundo y proponer cambios sustantivos. En ese marco, surgió la palabra Gobernabilidad. Ver: Crozier, Huntington y Watanuki (1975). The crisis of Democracy. Report on the Governability of democracies to the Trilateral Commission. Ed. New York University Press.
(13) Carlos Mascareño. Presidencialismo autoritario vs. Federalismo Descentralizado. Venezuela 1999-2016, Revista Estudios Latinoamericanos, Universidad Autónoma de México, 2016.
(14) Steven Levistky. Entrevista por Daniel Gascón. “Hacia un retroceso democrático global” 1/11/2020. En: https://www.letraslibres.com/espana-mexico/revista/hacia-un-retroceso-democratico-global-entrevista-steven-levitsky.
(15) ECONOMÍA VENEZOLANA 2020. Entrevista a Jesús Casique. https://elcooperante.com/jesus-casique-la-banca-seguira-recurriendo-a-operaciones-overnight-para-evitar-multas-del-encaje-legal/
(16) Alain Touraine. El fin de las sociedades. Fondo de Cultura Económica, 2016.
(17) Veiga, E. (2020). Entrevista a Miguel Nicolelis. Coronavirus: «Da miedo que haya un movimiento contra una vacuna que ni siquiera existe» https://www.bbc.com/mundo/noticias-54109258. BBC News Brasil. 11/9/
(18) Alconada, H. (2020).Entrevista a Jacques Attali.»La humanidad aún no comprendió la profundidad de la crisis que se avecina y el costo de la resurrección» 25/7/. https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/coronavirus-jacques-attalila-humanidad-aun-no-comprendio-nid2404532/amp?__twitter_impression=true&s=09
(19) Yuval Harari. (2018). 21 lecciones para el Siglo XXI. Debate.
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